El Marino que no Perdió Nunca - Álvaro de Bazán
La impresionante historia de uno de los mayores héroes de España, el cual no perdió nunca
HÉROES DE ESPAÑA
7/16/20249 min read
Álvaro de Bazán, el gran marino invencible. En todos sus años al servicio de España, nunca conoció la derrota. Nunca perdió ante nada, ni ante nadie. Fue el terror de portugueses, franceses, otomanos, ingleses, piratas y todo el que se pusiera en su contra. Hoy conoceremos la historia de este gran marino que participó en Lepanto y en decenas de batallas más. Un hombre que, cuando estaba de tu lado, nada podía salir mal.
Hoy conoceremos al invencible Álvaro de Bazán.
Álvaro de Bazán, nacido en Granada en una distinguida familia de guerreros y marineros, estaba destinado a seguir su legado de servicio y valor a la corona. Reconocido desde temprana edad por el emperador Carlos quinto, recibió una educación excepcional en guerra y humanidades. Su conexión con el mar Mediterráneo se consolidó cuando, a los nueve años, fue nombrado alcaide perpetuo del castillo de Gibraltar.
Álvaro de Bazán se sumergió en el mundo atlántico a partir de mil quinientos treinta y siete , luego de que su padre fuera destituido del mando naval por no seguir una orden imperial. Durante este tiempo, la familia adquirió el señorío sobre el Viso del Puerto, que luego se llamó Viso del Marqués en honor a Álvaro de Bazán. Este período marcó el inicio de su carrera naval y sus logros futuros en el Atlántico.
En mil quinientos cuarenta, Álvaro de Bazán, el Viejo, fue nombrado capitán general del mar Océano, con autoridad sobre la guarda del mar del poniente de España. Dos años después, nuestro Álvaro de Bazán, se unió a la flota de su padre y pronto demostró su valía en el combate naval de Muros en mil quinientos cuarenta y cuatro, que tuvo lugar durante la guerra entre Carlos V y Francisco I de Francia.
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Tras el saqueo de Lage, Corcubión y Finisterre por una armada francesa, Álvaro de Bazán lideró la contraofensiva. En esta batalla, que fue un punto de inflexión, el joven Álvaro se destacó por su coraje y habilidad táctica. A pesar de su corta edad, solo dieciocho años, asumió el mando de la escuadra en ausencia de su padre y demostró ser un líder naval excepcional.Como resultado de sus dotes de liderazgo, logró derrotar al enemigo y capturar veintitrés de sus naves. Este sería solo el principio de una vida llena de victorias
Álvaro de Bazán recibió su primer encargo oficial como "capitán general de Armada contra Corsarios" en mil quinientos cincuenta y cuatro, con la responsabilidad de custodiar el retorno de las naves provenientes de las India en el transcurso de esta tarea Bazán participó en el primer sitio de Orán, contra los berberiscos y capturó ocho corsarios ingleses en Gibraltar..
Puesto al mando de una flota en Laredo, compuesta por dos galeones, cuatro navíos y dos pataches, Álvaro de Bazán logró capturar buques franceses en el cabo San Vicente al año siguiente. Además, practicó la actividad corsaria contra ingleses, franceses y berberiscos, patrullando diversas zonas marítimas estratégicas. Sus dos galeones "de la moderna invención", desarrollados por su padre, le proporcionaron una ventaja significativa en las operaciones navales.
En mayo de mil quinientos cincuenta y cinco, Álvaro de Bazán capturó una nave francesa cerca de Coimbra, apresando a setenta prisioneros. Sin embargo, surgieron problemas durante el avituallamiento en Sevilla, llevando al arresto de Bazán por conflictos con las tripulaciones y las autoridades locales. La princesa gobernadora Juana de Portugal intervino para liberarlo debido al retraso en el envío de una escuadra a Flandes. Al año siguiente, capturó otro buque francés y atacó un puerto marroquí, capturando naos y prisioneros. También incorporó una galeaza de Burdeos a su flota. Por sus servicios, recibió un aumento de sueldo.
Dos años después, Álvaro de Bazán transportó artillería y municiones a Laredo y, en su viaje de regreso a Sanlúcar, capturó dos navíos franceses y un patache.
Ese mismo año tras la muerte de su padre, Álvaro de Bazán “El Viejo”, heredó una impresionante flota que incluía dos grandes naos y dos zabras cántabras. A medida que asumía cargos militares y comisiones oficiales, sus actividades como asentista disminuyeron debido al creciente control estatal sobre las operaciones marítimas
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En mil quinientos sesenta y dos, Álvaro de Bazán recibió el encargo de liderar ocho galeras financiadas por los comerciantes de la Casa de Contratación de Sevilla. Su misión era vigilar el Estrecho de Gibraltar y combatir al corsario turco Ayaya, cuyas incursiones representaban una amenaza para la seguridad de la zona. Con su vasta experiencia y habilidades tácticas, Bazán se lanzó a la tarea con determinación.
Cerca de Gibraltar, logró capturar ocho naos corsarias inglesas en un enfrentamiento naval, asegurando una impresionante victoria para las fuerzas españolas. Además de las naves enemigas, logró obtener quinientos prisioneros y doscientos cañones, una valiosa adquisición para la flota española.
Tras este éxito rotundo,Álvaro de Bazán tuvo que partir al socorro de Orán, donde tras la captura de una galeota berberisca y la liberación de sesenta cristianos, Bazán enfrentó el desafío de conquistar el Peñón de Vélez, un bastión pirata. Aunque su primer intento fracasó, bajo las órdenes de García de Toledo, la operación tuvo éxito en septiembre de mil quinientos sesenta y cuatro. Esta victoria no solo eliminó una amenaza pirata significativa, sino que también consolidó la posición de España en la región.
En el año siguiente, Bazán bloqueó el río Martín de Tetuán, desactivando una importante base pirata en el norte de África.
Ante el inminente ataque turco a Malta en mayo del mismo año, Bazán mostró su capacidad para organizar una respuesta efectiva. Reunió una flota compuesta por las mejores galeras de la región y reclutó soldados y suministros en diversas ciudades costeras. A pesar de la superioridad naval turca, Bazán ideó un plan audaz para el socorro de Malta. Redujo la flota a sesenta galeras, equipándolas con lo mejor disponible y desembarcando nueve mil hombres en la isla de Gozo.
El plan de Bazán resultó exitoso. La flota de socorro pasó desapercibida y desembarcó rápidamente en Malta, sorprendiendo a los asediadores turcos y obligándolos a retirarse, demostrando Después de su regreso a España, Álvaro de Bazán se unió a la Orden de Santiago y se convirtió en comendador mayor de León. En mil quinientos sesenta y siete, contrajo matrimonio por segunda vez y tuvo seis hijos. Nombrado capitán general de las Galeras de Nápoles al año siguiente, Bazán enfrentó la sublevación de los moriscos y ayudó en la victoria en Válor en mil quinientos sesenta y nueve, lo que le valió el título de marqués de Santa Cruz.
En la Batalla de Lepanto en mil quinientos setenta y uno, Álvaro de Bazán desempeñó un papel crucial al liderar la reserva de la flota cristiana. Enfrentándose a la flota turca en una feroz confrontación.
A pesar de un incidente inicial que amenazaba con socavar la moral de las tropas cristianas y la abrumadora superioridad numérica del enemigo, Bazán supo mantener la calma y convencer a los líderes de la importancia de continuar la lucha. Su liderazgo firme y decisivo contribuyó significativamente a la victoria final de la Liga Santa.
Después del combate, Álvaro de Bazán no solo contribuyó a la victoria en el campo de batalla, sino que también capturó varias naves enemigas, incluida la del nieto de Barbarroja.
Posteriormente, la flota cristiana se dirigió a Túnez para restaurar al rey vasallo de España.
Bazán participó en la conquista de La Goleta y la posterior toma y saqueo de la ciudad.
En junio de mil quinientos setenta y seis, el Marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán, se preparó para una nueva campaña en compañía de los caballeros de San Juan. Juntos, llevaron a cabo un audaz ataque contra la isla de Quérquenes en la costa tunecina. Tras una exitosa incursión que les permitió obtener un valioso botín, regresaron triunfantes a Siracusa, en Sicilia.
Poco después de esta campaña, Álvaro de Bazán asumió el prestigioso cargo de capitán general de las Galeras de España. Bajo su liderazgo, participó en diversas operaciones navales destinadas a socorrer las ciudades de Ceuta y Tánger, que enfrentaban amenazas por parte del rey de Fez.
Además, Bazán desempeñó un papel destacado en la anexión de Portugal, apoyando las operaciones militares que tenían como objetivo consolidar el control español sobre ese territorio.
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En la campaña para tomar las Azores en mil quinientos ochenta y dos, Álvaro de Bazán se enfrentó con una flota francesa que superaba en número a la suya. Esta desventaja numérica no sería ningún problema para él, Bazán demostró una vez más su genio militar al liderar a sus hombres hacia la victoria.
Durante el combate, capturaron varias naves enemigas, lo que contribuyó significativamente a la victoria española, sin embargo, hubo controversia debido a la ejecución de prisioneros franceses por parte de las fuerzas españolas.
La victoria aseguró el control español sobre las islas Azores y al año siguiente, Bazán completó la ocupación de las Azores, enfrentando y derrotando a las fuerzas portuguesas y francesas allí presentes. Después de consolidar el control español sobre las islas, regresó a España, donde recibió honores y promociones por sus servicios.
Álvaro de Bazán intentó organizar una invasión a Inglaterra en mil quinientos ochenta y seis, en respuesta a la política agresiva de Isabel I de Inglaterra, fue una empresa ambiciosa que encontró numerosos obstáculos en su ejecución. Convencido de la necesidad de contrarrestar las acciones de Isabel I, Bazán persuadió a Felipe II para emprender la invasión, pero diversos contratiempos frustraron sus planes.
La complejidad del plan y la necesidad de proteger las flotas de Indias impidieron una ejecución rápida y eficiente de la invasión. Este retraso, sumado a la aparición de una epidemia de tifus exantemático, demoró aún más la salida de la flota y, trágicamente, acabó con la vida de Álvaro de Bazán.
La muerte de Álvaro de Bazán significó la pérdida de uno de los líderes militares más destacados de la época, cuya visión estratégica y habilidades tácticas habrían sido valiosas para el éxito de la empresa. Su fallecimiento dejó un vacío en la dirección de la flota española y contribuyó a complicar aún más la situación de la invasión de Inglaterra.
El Memorial de los servicios de la casa de los marqueses de Santa Cruz, redactado por Eugenia de Bazán, ofrece un resumen impresionante de los logros de Álvaro de Bazán, destacando su habilidad para derrotar a numerosos enemigos y capturar una gran cantidad de naves y armamento.
A lo largo de toda su carrera militar Bazán rindió ocho islas, dos ciudades, veinticinco villas y treinta y seis castillos fuertes.
Venció a ocho capitanes generales, dos maestres de campo generales y numerosas tropas enemigas, incluyendo soldados y marineros de Francia, Inglaterra y Portugal.
Cautivó a más de trece mil enemigos, incluyendo esclavos turcos, moros y otros combatientes.
Liberó a mil quinientos setenta y cuatro cristianos que estaban cautivos.
Capturó cuarenta y cuatro galeras Reales, veintiuna galeotas, veintisiete bergantines, noventa y nueve navíos de alto bordo y galeones, así como una galeaza.
Ganó un total de mil ochocientas catorce piezas de artillería
Sin duda su vida estuvo repleta de victorias. Y por eso, hoy, le honramos.Como honramos a su contemporáneo al Duque de Alba, quien combatía por tierra mientras Álvaro de Bazán combatía por mar. Si quieres conocer la historia de uno de los mejores generales españoles, te dejo su historia en las tarjetas y en el comentario fijado.
Sin nada más que contar por hoy, solo te pido no olvidar el pasado de tu historia.
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